Hay MUCHAS personas que luchan durante años por sus ideales y su forma de vida, contra todo y todos, fieles a sus principios... ALGUNAS de ellas consiguen el éxito, la fama, el dinero, y yo siempre me alegro por ellos, porque merecen su recompensa al tesón y a la constancia, y me hace pensar que hay que luchar por lo que uno quiere.
Pero en algún momento todo cambia, sus principios ya no son tan férreos y se dejan llevar por el dulce mecer de las olas, y yo siento una profunda decepción y me hace pensar que tanta lucha sólo fue en aras de su propio beneficio, que no eran tan íntegros, que no eran tan fieles a sí mismos y a sus ideas.
¿Desde el principio tenían esa meta o en que momento ocurre esa disrupción?
(Queda fuera de esta reflexión cualquier político de este país)