Por mi carácter nunca hubiese elegido el papel de poli malo, pero diferentes circunstancias han hecho que en los últimos tiempos, en un ámbito concreto de mi vida, me haya visto inmersa en el sin querer.
A pesar de que al principio me ha costado la vida desarrollarlo, una vez que he asumido que es lo que me toca, me he dado cuenta de que es mucho más cómodo y menos complicado que ser el poli bueno. Sólo tienes que EJECUTAR y no hay segunda parte, no hay reflexión sobre si lo has hecho bien o mal, ni remordimientos por haber podido fallar, ni miedo a las consecuencias, ni valoraciones, ni siquiera aprendizaje para hacerlo mejor la próxima vez.
Además es mucho más fácil ir mejorando la actuación en el papel de poli malo que en el de poli bueno.
Una experiencia interesante.
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