viernes, 18 de octubre de 2013

REFLEXIÓN: MANIFESTACIÓN


Ayer acudí a una manifestación para apoyar a los trabajadores de Tenneco Gijón (Monroe) que luchan en contra del cierre de la planta gijonesa. Hoy he leído que se habían concentrado diez mil personas, todo un éxito cuando hablamos de una plantilla de algo más de 200 personas. Mi más sincera enhorabuena.

Y entre los diez mil, yo...

Hacía años que no iba a una manifestación, tal vez desde mi época de estudiante, no recuerdo bien, pero seguro que fue hace demasiado tiempo.
Demasiado tiempo viendo a los demás manifestarse desde el sofá de mi casa.

Y esta vez estoy allí, y al principio me siento rara...

Pero sólo rara... no me siento incómoda como la niña de 12 años que no quiere estar allí porque se avergüenza de que la vean, ya que su padre es una de esas personas que se queda sin trabajo.
Su madre le ha explicado que para él es muy importante que estén todos allí apoyando su causa, pero ella no lo ha entendido y mira hacia el suelo continuamente, o trata de pasar desapercibida detrás de su abuela.

Mientras, su hermano de 5 años juega y fantasea con que está en una película de superheroes mientras corea "la Monroe no se cierra" sin saber lo que significan esas palabras.

Miro a la abuela, que no sólo tiene un hijo trabajando ahí, tiene cuatro, y en su semblante hay una mezcla de tristeza y orgullo... Tristeza, cuatro hijos que se quedan sin trabajo después de más de veinte años en esa empresa y en medio de un complicado panorama económico laboral... Orgullo, ella fue una luchadora, sus hijos lo están siendo.

Y entre los diez mil, yo...

Miro a la gente preguntándome ¿por qué estará aquí ese? ¿y aquella? ¿y el otro?

Reconozco a un periodista paseando por el pasillo que vacío espera el paso de la cabeza de la manifestación ¿por qué? ¿para que lo vean? Seguramente... Sólo se pasea por allí, si no fuera por eso estaría en un lado igual que el resto.

Veo a una persona de los denominados "bien relacionados" de la sociedad gijonesa, y me parece mucha casualidad que esté situado en un punto que llama la atención a cualquiera que pasa ¿por qué? ¿para que lo vean? Seguramente...

Me han dicho que la alcaldesa viene en manifestación con ellos desde la fábrica, y digo ¿es un simple gesto político? Y alguien me explica que sea por lo que sea, para ellos es importante ahora mismo ese apoyo... decido que hoy y ahora con ese argumento me basta... Ya lo analizaré otro día...

Y entre los diez mil, yo...


Los petardos suenan, y una madre con su niña de 6 meses en la silla dice "espero que estén mirando donde los tiran, porque yo no me quiero ir hacia atrás... quiero que se vea que hay niños... ellos son el futuro".

Veo a dos señores, uno pica al otro, y siguen con la mirada la silla de la niña, y a uno se le escapa una lágrima... me emociono... 

Y entre los diez mil, yo...

Entre aplausos llega la cabeza de la manifestación; el niño quiere ver a su padre... su padre sale del núcleo y se acerca donde está su familia y coge al niño en brazos con una sonrisa... me emociono... Le dice que luego se vuelve a buscarle y vuelve al centro.

Les acompañamos en su camino hasta el ayuntamiento mientras hablamos "arreglando el país", frase muy típica en los últimos tiempos. No puedo cambiar el mundo, pero puedo hacer cosas para cambiar yo, para que cambie mi entorno más cercano, mi área de influencia.


Llegamos al ayuntamiento y escucho atentamente los agradecimientos, el resúmen del problema, la explicación de la posición que han tomado... "sobre todo gracias a nuestras familias"... me emociono... "hemos decidido no mendigar. No vendemos nuestros puestos de trabajo"... me emociono...

Ha terminado el acto y nos adelantamos a buscar a nuestro amigo, padre, hijo, cuñado... La primera que va en su busca es su hija de 12 años con la cabeza bien alta... lo ha entendido... me emociono... mucho...





Muchas emociones, muchas reflexiones, muchos pensamientos... Mañana es otro día, y pasado otro, pero sé que durante una larga temporada seguiré recapacitando sobre cosas que estaban dormitando en mi interior y ayer se han despertado.

Mi apoyo ha sido agradecido por ellos, pero a quien más le ha merecido la pena estár allí, entre los diez mil, es a mí.







 

 

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