A lo largo de la vida vas pasando por diferentes fases, te haces fuerte ante las desgracias que te rodean, pero nunca estás lo suficientemente preparado para las que no conoces.
En esos momentos buscas apoyos. La familia más cercana siempre está ahí. Los amigos de la infancia y juventud que aún conservas son los pilares fuertes de tu concepto de amistad, pero sabes que también puedes contar con otros que han ido apareciendo a lo largo de tu vida, porque llegaron para quedarse.
Esto pienso a mis 40, pero auguro que a mis 50 amaré más la soledad que lo que la amo ahora, porque las personas nunca dejan de sorprenderme, y en la mayoría de las ocasiones no es para bien.
Lo bueno de esta historia de la vida es que en medio de tanta mediocridad, siempre hay alguien que brilla con luz propia. El truco está en abrir bien los ojos.
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